martes, 18 de septiembre de 2012

Conmovedor testimonio de un soldado torturado en la Guerra de Malvinas

En un largo monólogo, interrumpido varias veces por el llanto, este veterano da un panorama que ayuda a entender no sólo aspectos de la guerra en sí, sino de toda esa etapa signada por la falta de justicia y la brutalidad.

“Yo era clase 62, pero entré con la 63 porque había pedido un año de prórroga para terminar el secundario. Me incorporaron el 5 de febrero del 82 y en abril, el domingo de Pascua, sin haber terminado la instrucción militar, viajo a Malvinas. Yo pertenecía a la Escuela de Ingenieros de Campo de Mayo como soldado conscripto, y fui enviado a Malvinas con la orden de participar en la construcción de los campos minados. La Escuela de Ingenieros es donde hizo gran parte de su carrera Galtieri, y el general que se comunicaba con nuestros padres era Cristino Nicolaides.

El miércoles llego a la casa de mis padres en Olivos, cuando les digo que a la mañana siguiente que tengo que presentarme en Campo de Mayo porque el domingo me voy a la guerra, no me creen, me dicen que debo estar equivocado, que qué se yo de armar minas. Al otro día me acompañan, yo tengo varios hermanos, toda la familia a Campo de Mayo.

El jueves nos enseñan lo que es una mina, la única que vimos antes de llegar a Malvinas. El sábado nos permiten ver a nuestros padres, el domingo ya no, ellos, mi familia y las de otros conscriptos están en la calle y nos saludan de lejos a través del alambrado. Nos llevan en camiones a El Palomar, de ahí en avión a Santa Cruz y en otro avión a Malvinas donde llegamos el lunes a la mañana.

Desde el 2 de abril nos venían lavando la cabeza con que nosotros íbamos a Malvinas para que la guerra no llegara a Buenos Aires, y no mataran a nuestros padres, familia, amigos, y uno a los 19 años y con una Plaza de Mayo llena de gente apoyando, se lo cree.

Después de pernoctar dos días en esos galpones nos dividen y a mí me toca una sección, justo atrás del hospital donde hacemos una posición, esto es cavar pozos de zorro, pozos de 2 metros de largo y 1,50 de profundidad, que se tapan con pasto y paja para que no puedan reconocerse desde los aviones. Ahí uno duerme, esos pozos por las inclemencias climáticas, llueve mucho, hace mucho frío, hay mucho viento, mucho más de lo que uno puede imaginar desde acá, esos pozos se llenan de agua. Como no se podían usar para los fines bélicos, se convirtieron en lugares de castigo para nosotros, los soldados. Te hacen meterte en el pozo con el agua helada hasta la cintura, y después no te podés secar, por el clima, y se te congelan las piernas.

La primera vez que me meten es porque agarramos carne de una oveja que habían matado los suboficiales, y nosotros hacía unos días que estábamos casi sin comer; tanta hambre teníamos que la comíamos cruda.

Cuando te descubren, te bailan horas, te bailan quiere decir que te obligan a hacer ejercicio físico, carrera, cuerpo a tierra, salto de rana, flexiones, a veces durante horas.

A mí me hicieron el baile al lado del campo minado que habíamos hecho, y hasta me gatillaron en falso un fúsil FAL en la cabeza.

Otra vez fui a buscar agua con la cantimplora a un camión cisterna que estaba a unos cien o doscientos metros, no teníamos nada de agua desde hacía muchas horas, y otra vez me mandan al pozo de zorro, como ya estaba muy mal, con las piernas muy hinchadas, casi no podía caminar, me llevan al médico, el capitán médico le dice al sargento Romero, que era uno de los que nos torturaba, el otro se llamaba Monges, que me tenía que dar ropa seca, medicación, que me la dio, y tenía que descansar al lado de una fogata porque corría riesgo de perder las piernas por congelamiento. Cuando volvemos a las posiciones el sargento Romero me tira la medicación, me dice que él sabe más que el médico, y que lo mío se cura con más pozo de zorro. Esto hasta el 30 de mayo, que volvemos a los galpones, que estaban cerca del lugar donde atendía el médico, el 2 de junio me voy arrastrando, ya no podía caminar, hasta ver al capitán médico, que apenas me ve me carga en un camión y me lleva al hospital de Malvinas, donde me tienen que cortar los borceguíes y las medias porque no me las podían sacar por la inflamación y las lastimaduras, las manos también las tenía llenas de ampollitas y pequeños granitos que produce el frío extremo y húmedo.

Estuve internado unos 20 días, hasta que me mandan a campo de Mayo, donde me dice un mayor que en 3 días me tengo que presentar a terminar mi servicio militar, yo le cuento todo lo que pasé y le digo que si me hacen eso agarro un fusil y quemo a cualquiera que se ponga adelante, entonces me dan licencia hasta la baja, pero antes me hace pasar por la Junta Calvi, que es una junta de justicia militar en tiempos de guerra, que está obligada a tomarte las denuncias, resulta que a mi me dicen que firme un papel donde reconozco que estuve bien tratado, como me quería ir a mi casa lo más rápido posible les firmo, pero por eso es este juicio que entablo ahora.

Cuando llegás a tu casa es otra odisea, otro calvario, ya nada va a ser igual que antes, que las conversaciones con tus padres, tus hermanos, ya no son iguales porque hay cosas que no entienden, y vos hay cosas que no entendés, que perdiste mucho, que mientras tus amigos estaban en un boliche bailando vos estabas matando gente y esquivando tu propia muerte, que te usó un gobierno para tratar de perpetuarse, y que el pueblo que nos apoyaba cuando nos íbamos para allá, ahora nos hacía culpables de la derrota.

En Malvinas los militares argentinos eran los mismos que acá durante el Proceso se robaban pibes, secuestraban, torturaban, afanaban, aunque hay que decir, porque me consta, que no todos fueron iguales.

Para mí los festejos de fin de año con fuegos artificiales no son festejos, son sufrimiento, porque me acuerdo de las bombas, los tiros, los compañeros muertos, porque el que estuvo en la guerra y fue torturado nunca más puede disfrutar de una noche estrellada, todos los días hay algo que te recuerda que sos un veterano”.

Fuente : http://www.infoban.com.ar/despachos.asp?cod_des=39744&ID_Seccion=2

No hay comentarios:

Publicar un comentario